Antes de la llegada del metal y el plástico, la gente tenía que arreglárselas con lo que tenía. El roble era un recurso abundante con el que se podían fabricar muchas cosas distintas, incluidos bastones. Los bastones de roble no sólo eran robustos y fuertes, sino también muy decorativos. Se utilizaban distintas partes del árbol para fabricar diferentes tipos de bastones, y un bastón de roble podía ser tan sencillo o elaborado como el fabricante deseara. Como en cualquier otro oficio, existía un sistema informal de aprendizaje en la fabricación de bastones de roble, y los jóvenes artesanos solían estudiar con un artesano experimentado antes de trabajar por su cuenta. Hoy en día, unos pocos artesanos siguen fabricando bastones de roble, apreciados por su belleza y durabilidad.